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Orgullo y prejuicio

Foto del escritor: Allison CamaraAllison Camara

Actualizado: 8 nov 2023

En el país, hay casi 1.7 millones de personas de la comunidad LGTBQ+, de las cuales el 89% admitió sufrir secuelas de la discriminación. Estas contundentes cifras evidencian lo hostil que es la sociedad peruana y la poca importancia que se le da a la salud mental. Las medidas del gobierno y del sistema de salud no contemplan la salud mental como prioritaria. ¿Cuánto más tiene que pasar para que la comunidad LGTBQ+ logre ser escuchada?


Daniel Espinosa es un joven homosexual. A sus 17 años, decidió salir del clóset y aceptar su sexualidad. La libertad que sintió fue rápidamente opacada por la incertidumbre y el miedo que le daba ser un joven gay en una sociedad que es, por naturaleza, homofóbica y conservadora. Sus padres les dieron un respaldo a medias. Por un lado, aceptaron su nueva identidad, pero sin perder cualquier tipo de oportunidad para recordarle la decepción que era como hijo.


Una encuesta de Promsex informa que más del 58% de miembros de la comunidad LGBTIQ+ no logra acceder a servicios de atención en salud mental.


Desafíos del alma

Esta crisis familiar calaba profundamente en Daniel. Había veces en que no encontraba ánimos para almorzar o desayunar. En el fondo, sentía que no merecía comer los alimentos que su familia le proporcionaba. Después de todo, sus padres lo consideraban un mal hijo. A no comer se le sumaba no dormir; el insomnio, producto de la depresión, era cosa de todos los días.


En los tiempos modernos, la comunidad LGTBQ+ ha alcanzado mayor visibilidad. Movimientos como el mes del orgullo o la amplia presencia de personajes del colectivo en la cultura pop vienen facilitando una mayor apertura hacia este grupo de personas. Sin embargo, en nuestro país, este cambio parece no comenzar. El 65.5% de jóvenes de la comunidad LGTBQ+ afirman que nuestra sociedad no se ha vuelto más respetuosa en los últimos tiempos respecto a su identidad sexual.


Daniel empezó a bajar de peso rápidamente. La inseguridad que le daba su identidad sexual se vio más alimentada por las inseguridades físicas que comenzó a tener producto de su delgadez. El 60% de los jóvenes homosexuales presentan baja autoestima e inseguridad. Sus amigos más cercanos vieron la necesidad de que Daniel obtenga ayuda profesional. Lo que parecía una solución terminaría siendo un problema más. Ser discriminado por quienes deberían preocuparse por tu salud es una realidad estremecedora.


En el Perú, el 60% de las personas que buscan algún tipo de atención relacionada a la salud mental son maltratadas o discriminadas por los que prometieron velar por su bienestar. En cuanto a la salud pública, hay estadísticas aún más lamentables; solamente el 30% de personas que buscan ser tratadas obtienen atención médica. El resto debe aguantarse el insomnio, la depresión, la ansiedad y las tendencias suicidas.


Daniel logró ser atendido; sin embargo, fue sutilmente discriminado por el personal encargado de su tratamiento, lo que empeoró su situación. Ser rechazado por la sociedad es una cosa; por el sistema que gestiona la sociedad, es otra. Finalmente, Daniel debió buscar ayuda particular. El 41% de jóvenes atendidos de forma particular reciben un tratamiento satisfactorio.


Según INEI, 54% de la población LGBTIQ+ de 18 a 29 años sufre problemas de salud mental.


Hacia una sociedad más inclusiva

La sociedad peruana es históricamente heteronormativa, lo que aumenta el sentimiento de "bicho raro" que sienten las personas homosexuales. Las personas de la comunidad LGTBQ+ son 1.5 veces más propensas a sufrir problemas de salud mental. El Perú siempre ha sabido admitir y apreciar a otras culturas y costumbres. Es momento de que también admita y aprecie a las personas que sienten y piensan diferentes.




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