De cada 10 peruanos, 7 están en condición de pobreza. La pobreza trae hambre, el hambre trae enfermedad, y el sistema de salud no funciona. El Seguro Integral de Salud (SIS) se encarga de velar por la salud de más de sus 7.7 millones de afiliados, sin embargo, en el Perú hay mucha más gente que esa, y los hospitales están cada vez más colapsados. A pesar de haber sufrido una pandemia, ¿qué más tiene que pasar para que el sistema de salud en el Perú haga algo?
El SIS ofrece, dentro de sus programas de apoyo, una línea de seguros gratuita que brinda un soporte fundamental a los grupos más afectados, como comunidades abandonadas y minorías en condición de indigencia, que carecen de estabilidad económica. Cabe destacar que este grupo representa el 28.4% de la población a nivel nacional. No obstante, es esencial resaltar que, al tener índices considerables, esto implica una mayor demanda de atención y progreso en los estándares de los establecimientos de salud, un tema en el cual Perú aún está en deuda.
Puertas limitadas
Según la Dra. Sofía Cuba, directora del Centro de Investigación de Atención Primaria de Salud de la Universidad Cayetano Heredia, a nivel nacional existen más de 8000 centros de salud de nivel primario, como policlínicos, postas y consultorios, principalmente destinados a poblaciones con carencias económicas. Sin embargo, solo la mitad de estos centros cuenta con un profesional médico en sus instalaciones. Además, 9 de cada 10 recintos carecen de una infraestructura adecuada. Estas insuficiencias llevan a que las personas más vulnerables se vean obligadas a buscar atención médica en otros lugares que puedan satisfacer sus necesidades correspondientes.
Gasto adicional
La Dra. Cuba afirma: “Para estos grupos en estas condiciones, el SIS debe cubrir la mayor parte de la atención y el subsidio requerido, según el plan de afiliación por ser parte de ese sector”. Sin embargo, sostiene que, en la mayoría de los casos, cuando una persona solicita cualquier servicio médico que debería ser proporcionado gratuitamente debido a su afiliación, se le informa que debe realizar un pago correspondiente.
A esto se suma un hecho aún más preocupante: si al recibir un tratamiento médico en un centro de salud de primer nivel, las condiciones no son adecuadas o faltan insumos necesarios, a una persona ya vulnerable y con alta vulnerabilidad se le podría indicar que “debe ir a un establecimiento particular”, una situación increíblemente difícil de aceptar.
Visión futurista
Para mejorar las condiciones precarias de las minorías, es fundamental reconocer la cruda realidad y tomar medidas serias y decisivas para proporcionar servicios vitales para la vida humana a más de 7.7 millones de personas. Un punto crucial para cambiar radicalmente esta situación es que las comunidades se involucren más en el desarrollo y, de esta manera, puedan hacer valer sus iniciativas. Estas, muchas veces ignoradas, podrían ser la clave para transformar un sistema nacional de salud que ha estado capturado por la miseria y la negligencia durante años.
Según el ENAHO, más de 1.4 millones de peruanos en condición de pobreza no cuentan con ningún seguro de salud.
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